Estilita (1952)
El estilita es una figura recurrente en la obra de Lluís M. Saumells (Gironella, 1915 – Tarragona, 1999), un objeto de investigación que le llevó a la abstracción y la reducción elemental de las formas.
Un estilita era un tipo de anacoreta cristiano que vivía en solitario, aislado de la comunidad, para evitar tentaciones y que dedicaba su existencia a la oración y la penitencia, viviendo sobre una plataforma colocada en la parte superior de una columna o pilar.
El escultor comenzó a trabajar sus estilitas en los años 40 y en un principio los presentó sobre una base de poca altura, cuadrada o cilíndrica, que sugiere una columna.
Se trata de una figura acurrucada con la cabeza entre las piernas, donde solo podemos distinguir la nuca, los hombros, el tímido relieve de su columna vertebral y los pliegues de su vestimenta.
Hasta el año 1966 los estilitas de Saumells ofrecen la actitud abismada, volcada hacia dentro, propia del anacoreta que ha escogido vivir en silencio, separado, angustiado, orando y mortificándose. Algunas de las figuras de esta serie presentan los brazos cruzados. El autor las hizo valer para expresar el desengaño y la renuncia, con brevedad e intensidad contundentes. Si buscamos más luz sobre lo que en realidad Saumells nos quiere decir y acudimos a la historia, esta nos recuerda a los estilitas como hombres virtuosos, capaces de renunciar a los deseos humanos en pro de su espiritualidad.
Saumells se reconoce en esta espiritualidad; de hecho, realiza decenas de dibujos sobre el taller del artista donde se representa a sí mismo en esta postura recogida, de introspección, en unos espacios reducidos, que rezuman angustia, en un ejercicio de reflexión existencialista.