Exposició temporal 2

Núria Güell. La Feria de las Flores

05/07/2024 – 29/09/2024

El carácter crítico velado del arte bajo regímenes represivos, que generalmente se manifiesta en forma alegórica o simbólica, no necesita explicación para aquellos que comparten esa represión; sin embargo, el público por fuera de ese universo vigilado necesitará una guía. 
[MARTHA ROSLER]

Núria Güell entiende su papel de artista como una confrontación con el contexto social y político en el que presenta sus proyectos. A través de su práctica investiga, tan instintiva como rigurosamente analítica, los límites impuestos por las instituciones y normalizados por el poder. Lleva a cabo sus proyectos cuestionando las contradicciones, las explotaciones y las exclusiones por medio de las cuales dicho poder se ejerce y se mantiene. 

El vídeo La feria de las flores, realizado entre 2015 y 2016, presenta una serie de visitas guiadas a unas obras de Fernando Botero conservadas en el Museo de Antioquia en Medellín. Sus protagonistas son unas guías atípicas: jóvenes de entre 12 y 17 años, víctimas de explotación sexual.

Invitada por el Museo de Antioquia a desarrollar un proyecto sobre la violencia contra el cuerpo de la mujer, Núria Güell investiga el contexto y se centra en un negocio por aquel entonces en aumento: la compraventa de menores vírgenes por parte de proxenetas a clientes, en su mayoría extranjeros, que pagan para abusar de las menores.

En las últimas décadas, Medellín ha ido promoviendo una transformación para posicionarse como destino turístico de interés cultural. Dentro de este plan, el Museo de Antioquia tiene un papel destacado en su consecución, gracias al valor de su colección y a la generosa donación en obras y recursos por parte de Fernando Botero, figura emblemática del arte colombiano. Sin embargo, paralelamente al auge del turismo cultural, se constata un creciente turismo sexual constituido por depredadores extranjeros que acuden a la ciudad buscando menores vírgenes que la delincuencia local ofrecía a través de catálogos con fotos, edades y precios. En otra parte del mismo proyecto, Güell contrata a un infiltrado para que se hiciera pasar por un potencial cliente que buscaba acostarse bajo pago con menores vírgenes. Acción que revela la abundancia de la oferta y la facilidad en obtenerlo.

Para producir este vídeo, la artista estuvo trabajando con una asociación que se ocupa de asistir a las víctimas de estos abusos. Entabla con ellas un diálogo y les propone guiar los visitantes del museo comentando y explicando las obras de Botero. Las interpretaciones de estas guías enlazan lo que se ve en las obras con las experiencias que les ha tocado vivir. Sus lecturas se alejan de la supuesta objetividad científica de la historia del arte y de los relatos que nos esperamos de la mediación cultural en los museos. Sin embargo, sus aportaciones no resultan inverosímiles, ya que muchas de las pinturas de Botero evidencian claramente una visión machista y patriarcal en la que la mujer está claramente relegada a una posición subalterna respecto al hombre.

La práctica de Núria Güell enfatiza la importancia de cuestionar los límites de lo que asumimos como normalizado por educación o por contexto. Insta a aportar nuevos relatos que den cabida a voces silenciadas y alejadas de la audiencia del arte. ¿Cómo podemos escuchar a quienes no tienen la posibilidad de hablar? ¿Cuál es el papel del museo en su función de custodiar, pero también de promover, la cultura? ¿Cuán decisiva resulta la posición (de género, racial, económica, etc.) desde la que se produce y se interpreta la cultura? Según el filósofo Pierre Bourdieu, “un pensamiento verdaderamente crítico debe comenzar con una crítica de los fundamentos económicos y sociales del propio pensamiento crítico”. Por esto mismo, una parte fundamental de los proyectos de Núria Güell nace del trabajo con colectivos en riesgo de exclusión y asociaciones arraigadas en el territorio, a través de talleres y diálogos permanentes. Es ahí donde la artista formula sus preguntas incómodas, escucha y cuestiona las mismas instituciones en las que su obra circula.

Núria Güell está convencida de que “no puede haber una cultura crítica sin una crítica de la cultura”. De “La feria de las flores” y otros muchos de sus proyectos afloran otras lecturas posibles de lo que tenemos a mano, capaces de enriquecer no solo y no tanto la historia del arte, sino de hacer un poco más inclusivo el mundo en el que vivimos.