Situación-reacción (2006)
La pintura de Kribi Heral (Biar, Alicante, 1967) sostiene un difícil equilibrio entre el caos y el orden, la libertad y el control y, al mismo tiempo, deja entrever una línea tragicómica que no disminuye el grado de espontaneidad de sus obras. Frente al distanciamiento que puede imponer el soporte sobre el que pinta —el metacrilato—, comprobamos un rescoldo expresado en la ternura con la que utiliza los materiales.
Kribi Heral denuncia la relación del hombre hacia su entorno, así como el uso de los medios de comunicación como vía de manipulación. Esto explica que la figura humana sea el elemento principal en sus historias, aunque en muchas ocasiones la muestre con cierta abstracción.
En la obra de este artista encontramos un vínculo entre diferentes lenguajes, el pop y las sutiles referencias a los teatrales gestualismos de décadas anteriores, así como los más recientes grafismos, todo ello descansando en una base narrativa muy imbuida por el surrealismo.
Kribi Heral se aleja de los estereotipos y las clasificaciones realizando una obra que asimila estilos, técnicas y formatos diversos. Se deja influir por los grafitis y, de este modo, se conecta con el arte más urbano conjugando colores vivos con trazos casi infantiles.
El autor abandona el lienzo como soporte clásico de sus obras, para adentrarse en el mundo de los vinilos y los metacrilatos, que le permitirán jugar con las transparencias, las presencias y las ausencias. En este sentido, hace uso de cavidades en las que aplica texturas y colores que emergen desde un segundo plano, para configurar una imagen que invita a ser examinada de manera detenida, acercando los ojos a las cavidades que el autor ha trabajado, para descubrir otra obra dentro de la misma obra.
A menudo complementa su obra más pictórica con la fotografía y las nuevas tecnologías, haciendo uso de videocreaciones para construir historias animadas que dan coherencia a un discurso que nos habla de nuestra sociedad y de conflictos como la violencia.