Noia italiana (1860)
Muchacha italiana
Muchacha italiana es una acuarela que Josep Tapiró y Baró (Reus, 1836 - Tánger, 1913) realizó durante su estancia en Roma entre 1862 y 1871, periodo en el que el pintor consolidó su estilo y adquirió cierto reconocimiento, compartiendo temática con su amigo Mariano Fortuny y, también, el gusto por la pintura romántica.
Con el auge del Romanticismo y del interés por los estudios neoclásicos y arqueológicos, muchas áreas de la región italiana del Lacio despertaron el interés de artistas y grabadores por la abundante presencia de antiguas ruinas monumentales de época romana, pero también por el folklore de aquellas tierras.
Los artistas europeos hicieron de los hombres y las mujeres de Roma y su entorno objeto de retrato gracias, en parte, a la riqueza y colorido de sus vestimentas tradicionales.
Tal es el caso de la obra Muchacha italiana, que nos muestra con un trabajo cuidadoso y detallista el retrato de una campesina. De temática costumbrista y descriptiva del ambiente popular romano, la chica viste un traje típico italiano de la zona del Lacio, en el sureste de Roma, también conocido como vestido Ciociario, por la zona geográfica a la que representa.
El atuendo de esta muchacha italiana está formado por varias piezas de ropa. La camisa de anchas mangas se estrecha a partir del codo, este elemento podía ir separado y se podía quitar y poner según las necesidades de cada momento. Un corsé de color azul estrecha su silueta, quedando sujeta bajo el pecho. A ella se une un delantal bordado con motivos florales, sobre una falda de color azul que le llega hasta los pies. Destaca el manto, también bordado con flores, que cubre sus hombros, así como el pañuelo blanco que le cubre la cabeza y que parece ir fijado al cabello recogido. Finalmente, un collar de coral rojo rodea su cuello y cae sobre su pecho con varias pasadas.
La luz ilumina la chica desde la parte superior derecha de la obra, y pone especial atención en su rostro y en su pecho. Ella, ruborizada y con los ojos cerrados, inclina la cabeza ligeramente de lado como si quisiera huir de la mirada del espectador. Con las manos sujeta su falda, con la intención de dar un paso, como si Josep Tapiró hubiera hecho una instantánea de un momento fugaz, captando el paso de una muchacha italiana por una calle de la zona del Lacio.